Para Emilio (nombre ficticio para proteger su identidad), los últimos años han sido muy angustiosos. Después de una serie de eventos marcados de abusos por parte de un empleador, encarcelamiento en los Estados Unidos, deportación de Canadá y extorsión en Guatemala, sólo tiene un deseo: que su vida vuelva a la normalidad.
Texto: Marie-Anne Dayé / Traducción: Francisco Salazar / Foto de Photo de Gadiel Lazcano sur Unsplash
Su primera experiencia laboral en Quebec fue en 2010. Ocupaba dos empleos: trabajaba tres meses y medio en una empresa de plantación de árboles y tres meses y medio en la producción de fresas, sumando un total de siete meses al año. Un trabajo físicamente exigente que requería estar de pie durante muchas horas. Al principio, extrañaba enormemente a su familia que se quedó en Guatemala. Sin embargo, decidió regresar al año siguiente y esforzarse aún más. “Me sentía feliz porque, antes de ir allí, no tenía nada. Vivía con mi madre en una pequeña habitación con mi esposa, así que quería progresar, quería ser alguien”, dice. Habiendo crecido sin padre y con sólo la educación primaria, deseaba ofrecer a sus hijos la oportunidad de tener lo que él no había tenido. Después de seis años de idas y venidas a Quebec, finalmente pudo construir una casa para él y su familia.
A partir de 2015, solo trabajaba en un lugar cada temporada, en la producción de fresas. Pero después de siete años, comenzaron los dolores de rodilla. Fue entonces cuando un amigo le habló de la granja lechera donde trabajaba y donde el patrón quería contratar a otro trabajador. Además, el salario era más atractivo. Emilio pensó inmediatamente que era una oportunidad para poder satisfacer mejor las necesidades de su familia. Así que realizó los trámites para obtener un nuevo permiso de trabajo, asociado a su nuevo empleador, permiso que consiguió.
Cuando los problemas se acumulan
Desde el principio en su nuevo empleo, Emilio supo que algo no iba bien. Ya de entrada, no tenía experiencia en el sector de la producción lechera, pero estaba motivado para aprender. No entendía todas las instrucciones que le daban porque no hablaba bien francés. Su empleador comenzó entonces a arremeter contra él, gritándole y reprochándole que no comprendiera bien las tareas que debía realizar. En sus otras experiencias de trabajo, Emilio nunca había sufrido intimidación con sus empleadores.
Se le obligaba a trabajar varios días seguidos sin descanso. Su jefe había confiscado su pasaporte y este entraba en la casa donde Emilio vivía sin avisar, impidiéndole incluso recibir visitas sin su autorización. En ese momento, Emilio no conocía sus derechos en Quebec ni los recursos disponibles para los trabajadores extranjeros temporales. Después de un año, volvió con ese mismo empleador al no haber encontrado otro empleo.
Conocer tus derechos es esencial
Como trabajador extranjero temporal, tienes los mismos derechos que los trabajadores canadienses. Consulta la guía de información general para trabajadores extranjeros temporales para obtener más información.
- Tienes derecho a 32 horas consecutivas de descanso por semana. Para los trabajadores agrícolas, el descanso puede posponerse una vez a la semana siguiente, sólo si estás de acuerdo. (p. 25)
- Tienes derecho a trabajar en un entorno seguro. Tu empleador debe proporcionarte la formación, capacitación y supervisión adecuadas para realizar tu trabajo y usar la maquinaria y equipo de manera segura. (p. 31)
- Tu empleador no puede confiscar tu pasaporte u otros documentos o pertenencias personales. (p. 12)
- Las palabras o gestos hostiles repetidos que menoscaben tu dignidad o integridad física y emocional, y que hagan que tu lugar de trabajo sea dañino, son un acoso. Puedes denunciarlo. (p. 45)
- El propietario del alojamiento donde vives no tiene derecho de hacer visitas sorpresa, salvo en caso de emergencia. Debe avisarte su presencia con antelación. (p. 43)
“Todo empeoró”, cuenta Emilio. Un día, cuando su único colega estaba de vacaciones, tuvo que trabajar 25 días seguidos sin descanso. No podía más.
Después de un nuevo altercado con su jefe, Emilio decidió irse. Un amigo le sugirió que se fuera con él a la ciudad de Quebec. Durante el trayecto en coche, fue interceptado por la policía. Según Emilio, su empleador habría alertado a los agentes sobre la posibilidad de que se dirigiera a Estados Unidos, lo cual niega Emilio. Pero como había tomado unas cervezas antes de salir, la policía le abrió un expediente criminal.
Pasaron los meses y Emilio tuvo que asistir con la ayuda de una abogada a varias audiencias. Paralelamente, debía regularizar su situación, ya que su permiso de trabajo había expirado. Aun así, seguía trabajando sin permiso, poniéndose en una situación ilegal. Un amigo lo puso en contacto con Samuele Seri y Fernand Ouellet de Accès Travail Portneuf, una organización financiada en el marco del Programa de apoyo a los trabajadores migrantes (PSTM), coordinado por Immigrant Québec. Ambos lo apoyaron mientras intentaba regularizar su estatus migratorio. “Samuele me ayudó mucho, y también el RATTMAQ, que presentó una denuncia (contra el empleador)”.
Los organismos financiados por el PSTM tienen el mandato de informar y apoyar a los trabajadores extranjeros temporales de Quebec. Ya sea para obtener información o apoyo jurídico, salud física o psicológica, o para servicios de traducción o interpretación, los servicios son gratuitos en todo Quebec. Consulta la guía en la página 82 para más información.
Desesperado, sin un nuevo permiso de trabajo y viendo cómo aumentaban los gastos escolares y domésticos en Guatemala, Emilio necesitaba rápidamente encontrar una solución.
“Mi peor error”
A pesar de las advertencias que recibió, decidió hacer la peligrosa travesía hacia los Estados Unidos. “Creo que fue mi peor error”, dice Emilio.
Esperaba poder salir de esta situación y seguir ganando dinero al otro lado de la frontera, pero el riesgo era enorme. Agentes de inmigración estadounidenses lo detectaron mientras cruzaba y lo llevaron a una prisión federal. “Una prisión de la que no quiero acordarme. Me golpeaban. Allí estaban los peores criminales. Yo no era un criminal, cometí el error de cruzar”. Pasó un mes sin poder contactar a su familia en Guatemala porque se lo prohibían. “Ya no dormía ni comía. Perdí 8 kilos en un mes”.
Después fue trasladado al Centro de Vigilancia de Inmigración de Laval, donde permaneció un mes. Finalmente fue deportado a Guatemala, con la prohibición de obtener un permiso de trabajo en Canadá por un año.
Empezar de nuevo en Guatemala
El hombre de 41 años está feliz de haber regresado sano y salvo con su familia en Guatemala. Sin embargo, debe encontrar trabajo, y en este país, las oportunidades de empleo son más escasas y menos remuneradas, explica. Como si todo lo que había vivido no fuera suficiente, sufrió una extorsión una vez que llegó a casa.
“¿En qué momento decidí ir a trabajar a la granja lechera sin saber qué tipo de empleador tendría? Después, todo se echó a perder. Nunca pensé que iría a Estados Unidos, porque estaba bien con mi antiguo empleador. Ahora, tengo que vivir con esta realidad”, lamenta Emilio. “Lo que más deseo es que mis hijos tengan un mejor futuro. También me gustaría poder volver a Canadá para trabajar y recuperar la normalidad”.
Si crees que eres víctima de abuso, consulta la guía de información general para trabajadores extranjeros temporales en la sección “Cuando las cosas salen mal” (p. 44) para saber qué medidas tomar. No te quedes solo, existen muchos recursos para ayudarte.
Este proyecto fue financiado por el gobierno de Canadá.