El 19 de agosto de 2023 en Berthier-sur-Mer, la fiesta del fútbol, organizada por la Corporation de développement économique de la MRC de Montmagny (CDEMM), reunió a unos 60 aficionados de este deporte. Estos pudieron estirar las piernas, informarse con las organizaciones presentes y algunos de ellos consiguieron regresar con una bicicleta.
Texto y fotos Marie-Anne Dayé / Traducción Francisco Salazar
El cielo nublado no frenó el entusiasmo de los jugadores ansiosos por salir a la cancha y enfrentar a sus oponentes, aunque el torneo pretendía ser amistoso. De los cuatro equipos participantes, tres estaban agrupados por empresas, mientras que el cuarto estaba formado por jugadores mixtos de varios sectores.
Mientras tanto, los voluntarios del organismo Cyclo Nord-Sud estaban ocupados preparando las bicicletas revalorizadas y equipándolas con luces delanteras y traseras y un kit de reparación rápida. En total se donaron 26 bicicletas con sus cascos para los trabajadores extranjeros temporales. Afuera de la cancha, el equipo de InfoTET distribuyó sus guías informativas y, por su parte, Justice Pro Bono organizó algunas actividades divertidas para atraer la atención de los participantes sobre asuntos relacionados con sus derechos.
Misión: lograr reunir a los TET
Alain Brebion, responsable de recibimiento y de integración de la CDEMM, estima que en la RMC de Montmagny hay aproximadamente 500 TET procedentes de México, Guatemala y Colombia, entre otros. La mayoría de ellos trabajan en empresas manufactureras, principalmente en Saint-François y Saint-Pierre. La mayor dificultad, según él, es llegar a ellos. “Siempre hemos tenido dificultades para acercarse a los trabajadores, porque es una población aislada. Contamos con una red de contactos, pero aún son parciales y frágiles. A medida que los trabajadores van cambiando, aunque establezcas un contacto con ellos, es posible que al año siguiente no regresen”, comenta.
Desde julio, la CDEMM ha contratado nuevos recursos para hacer crecer el proyecto. Élyse Mercier, en particular, comenzó la aventura en julio y parece tomarse muy en serio su papel de agente de recibimiento y de integración. “El contexto del fútbol es lo que los une más fácilmente. Los hemos reunido gracias a la donación de las bicicletas. Sabemos que muchos no tienen automóvil y no disponen de otro medio de transporte que ir a pie, especialmente los trabajadores agrícolas”, explica la joven, que desde hace algún tiempo siente el deseo de implicarse con los trabajadores inmigrantes. “Uno de mis objetivos”, dice, “es conectar a los inmigrantes con los recursos que necesitan. Tenemos que encontrar formas de hablar con ellos. Caminar de granja en granja es un poco difícil, por eso cuando tenemos eventos como este, las cosas se facilitan y es agradable para todos, tanto para nosotros como para ellos. Según ella, la mejor manera de movilizar a los trabajadores es encontrar a un líder en una empresa que les transmita los mensajes y las invitaciones. “¡Sabemos que sus compañeros lo seguirán! “, continúa.
El equipo que organizaba partidos de fútbol todos los sábados durante el verano, dirigidos especialmente a los trabajadores de América Latina, ahora quiere satisfacer las necesidades de los trabajadores filipinos, a quienes evidentemente les gusta el baloncesto. Los eventos deportivos son grandes oportunidades para compartir información, construir relaciones y romper el aislamiento social.
Este proyecto está financiado por el Gobierno de Canadá.