Después de estar por más de dos años separados a miles de kilómetros, los tunecinos Mariem Ksaier y Chawki Tallous pudieron rencontrarse. Ahora, están bien instalados en su cuádruplex de Saint-Ubalde, siendo residentes permanentes y con su pequeño bebé. ¡La paciencia y la perseverancia han dado sus frutos!
Texto y fotos: Marie-Anne Dayé
Traducción en español: Francisco Salazar
Foto: Mariem preparó el Blankit, una entrada compuesta por pan baguette, salsa harissa, ensalada de pimientos asados, huevos, atún y aceitunas. “Abrir un restaurante es mi sueño de infancia, pero antes estaba concentrada con mis estudios de ingeniería. Aquí he retomado esta pasión y la gente disfruta de mi comida”, afirma.
El nacimiento de su primer hijo y la adquisición de una propiedad marcaron oficialmente su instalación en Quebec, concretamente en Saint-Ubalde, municipio de Portneuf. Después de casarse en 2019, Chawki comenzó los trámites para trabajar en Quebec. Como ingeniero biológico y agroalimentario, siempre soñó con realizar una especialidad en Canadá. Consciente de que sería difícil encontrar un empleo en su área, firmó en 2019 un contrato con Patates Dolbec. Ese mismo año recibió el EIMT y el Certificado de Aceptación de Quebec (CAQ), para finalmente empezar a trabajar en enero de 2020. Un empleo como obrero estaba lejos de sus aspiraciones profesionales, pero este fue sólo el primer paso. “La única solución para lograr un futuro mejor fue esta decisión. Esta fue una de las soluciones menos complicadas. Lo más importante es el objetivo: mejorar nuestras condiciones, la familia, vivir en un país que nos respete, donde nuestros derechos sean iguales para todos”, afirma Chawki.
Alejado de su cónyuge, intentó varias opciones para que ella se uniera a él, ya sea con un permiso abierto o con una visa de turista. Sin embargo, los prolongados tiempos de respuesta y las negativas acabaron con la paciencia de la pareja. Las restricciones pandémicas tampoco ayudaron. “Fue realmente una gran prueba para cada nosotros y para nuestra relación”, subraya Meriem. “Pensábamos que sería un poco más fácil, pero al venir aquí descubrimos otra realidad”, añade Chawki. “En ocasiones las leyes son injustas, especialmente para los recién llegados. Canadá y Quebec necesitan gente cualificada. ¿Por qué nos hacen la vida difícil, alejados de nuestras familias? La familia es parte del desarrollo, la prosperidad y la calidad de vida de una persona”, continúa.
En junio de 2022, dos años y medio después, Mariem finalmente llegó a Quebec. Chawki convenció a su empleador Patates Dolbec para que la contratara como trabajadora extranjera temporal, a pesar de que ella también es ingeniera de formación. “Nos hicieron un gran favor”, dice. El reencuentro era esperado, pero con algunos recelos. Chawki ya había pasado por el período de adaptación al idioma (el acento quebequense), a las costumbres, a las interacciones en el lugar de trabajo y al clima. Chawki tuvo que acostumbrarse
nuevamente a vivir en pareja después de haber vivido “solo” y de compartir vivienda con sus colegas tunecinos y latinoamericanos. “Cuando llegué aquí, descubrí que no era la misma persona que conocía desde hacía varios años”, dice Mariem. “Hasta el punto de que le dije: ¿no estás contento con mi presencia? ¡Puedo irme!”, dice Mariem soltando algunas carcajadas.
De temporales a permanentes
Chawki inició el proceso en 2021 para obtener su residencia permanente, así como la de su esposa (es necesario solicitar un certificado de selección de Quebec en uno de los programas específicos, tener un nivel 7 de francés y solicitar la residencia permanente con el Gobierno de Canadá). En noviembre de 2022 lo obtuvieron. “Canadá o Quebec, no es un período de transición en nuestra vida, es la vida que hemos elegido”, asegura Mariem. “Ahora, Saint-Ubalde es parte de nosotros. Creamos un sentimiento de pertenencia”, añade Chawki.
Transformar las diferencias en triunfos
Su integración en Quebec se produjo de forma paulatina, pero el hecho de hablar francés facilitó el proceso. En lugar de ver las diferencias culturales como obstáculos, Mariem y Chawki las utilizaron para crear conexiones con los demás. Recibieron todo tipo de preguntas: ¿te transportas en camello por Túnez? ¿Hay internet? Ven este desconocimiento como una forma de intercambiar y dar a conocer a su país de origen. Además, la pareja participó en varias actividades organizadas por el organismo local Accès Travail Portneuf, incluidos comedores comunitarios y un día dedicado a Túnez. Mariem y Chawki presentaron las tradiciones culinarias y la vestimenta de su país, los rituales relacionados con el matrimonio, el Ramadán, etc.
Indispensables los organismos de ayuda
Chawki insiste en que sin organismos de ayuda como Accès Travail Portneuf su adaptación no habría sido tan rápida. “Fernand y Yoann contribuyeron en mi adaptación, porque si no me hubieran ayudado a descubrir tantas cosas, me habría quedado dentro de mi caparazón. Trabajar, volver a casa, hablar un poco con mi familia, nada más”, dice Chawki. “También encontró en ellos la amistad. Una relación que es más fuerte que una simple relación de servicio”, añade. Gracias a un programa de intercambio intercultural llevado a cabo por el organismo, Chawki pudo conocer a una señora con quien pudo charlar y quién respondió a todas sus preguntas. Con el tiempo y tras la llegada de Mariem, esta señora se convirtió en un miembro más de la familia, afirmó la pareja. Ella también organizó el baby shower y los invitó a las fiestas de año nuevo. “La importancia de estas organizaciones es que abren una pequeña ventana a la sociedad quebequense”, añade Mariem.
Este proyecto está financiado por el Gobierno de Canadá