No es tarea fácil viajar miles de kilómetros para trabajar en Quebec. Aunque las perspectivas profesionales y personales son tentadoras, esta importante transición conlleva varios desafíos para los trabajadores extranjeros temporales. Además de cambiar de país, algunos TET tienen que instalarse en regiones aisladas como la Côte-Nord, las Îles-de-la-Madeleine y el Nord-du-Québec. ¿Es esto una ventaja, una desventaja, o ambas? Descube más en este informe especial.
Texto y fotos : Marie-Anne Dayé / Traducción : Francisco Salazar
Mohamed, Bilel y Mohamed, originarios de Túnez, se sintieron atraídos por las ofertas de trabajo de Quebec. Ahora están en Sept-Îles. Esta tranquila ciudad es para ellos el lugar ideal para empezar un nuevo capítulo en sus vidas.
En el dépanneur 7 jours de Sept-Îles, la gente entra y sale con frecuencia: los clientes pagan la gasolina y compran comida para llevar en el mostrador. Alimentos que son preparados por Mohamed Chouayakh, Bilel Ben Aissa y todo el equipo de la cocina. Nos reunimos con ellos y con su amigo Mohamad Ayech, que trabaja en Pizza Salvatore, para conocer un poco mejor sus historias, aspiraciones y las razones que los llevaron a instalarse en esta pequeña ciudad de la Costa Norte de Quebec.
Mohamed Chouayakh, cocinero del Dépanneur 7 jours
“Llevo diez meses en Sept-Îles, pero espero que se conviertan en diez años”, dice Mohamed Chouayakh, originario de Sfax (Túnez). Hacía tiempo que soñaba con venir a Canadá, un sueño que se hizo realidad en octubre de 2023, cuando empezó a trabajar como cocinero con un permiso cerrado en el Dépanneur 7 jours. Aparte de los primeros meses, que padeció por el frío (una diferencia de temperatura considerable con respecto a su ciudad natal), dice sentirse en Sept-Îles como en casa, un lugar tranquilo donde puede pescar y contemplar los bellos paisajes. “Cuando estoy estresado, voy a la playa y me relajo, luego vuelvo a casa. Este verano su hermano llegó a Montreal, así que lo único que le falta es que su mujer y sus tres hijos se reúnan con él el próximo año. “Quiero empezar aquí una nueva vida”, dice.
Así que no siente que su presencia en Quebec sea algo temporal, sino más bien como una aventura a largo plazo. Quiere tomar cursos de francés en la organización Alpha Lira y, en el futuro, abrir un restaurante de platillos tunecinos, canadienses y europeos.
Bilel Ben Aissa, cocinero del Dépanneur 7 jours
Desde que se licenció en cocina, Bilel ha estado pensando en venir a trabajar a Quebec. “Aquí la mentalidad es diferente, es abierta, puedes hacer lo que quieras”, afirma. Dice que se ha adaptado rápidamente a la vida en Sept-Îles: participa en las actividades que ofrece la organización Alpha Lira, ha entablado amistad con quebequeses e incluso se ha hecho fan de la poutine. “Me gusta Sept-Îles, me parece una ciudad preciosa. Se parece un poco a mi pueblo en Túnez: tiene playa, mar, gente que te sonríe y te saluda, es como una familia. Sept-Îles es una ciudad muy pequeña, todo el mundo se conoce”.
El único problema, en su opinión. El transporte público en Sept-Îles es prácticamente inexistente. Por eso se compró un coche que le viene muy bien en invierno.
Al igual que su colega Mohamed, le gustaría un día abrir su propio restaurante para dar a conocer los platillos de su tierra y, al mismo tiempo, diversificar la oferta culinaria de la región.
Mohamed Ayech, asistente de gerente en Pizza Salvatore
A diferencia de sus compatriotas tunecinos, Mohamed no había planeado venir a trabajar a Quebec. Se sentía como en casa en Monastir (Túnez), con su mujer y sus dos hijos, y se ganaba bien la vida. Un amigo, que se mudó a Montreal hace dos años, lo animó a consultar las ofertas de trabajo. Fue entonces cuando vio una oferta en Pizza Salvatore y se lanzó a la aventura. “Nunca pensé que pasaría, creía que no era cierto. Y entonces aquí estoy”, dice.
Al principio iba a trabajar en la capital, en la ciudad de Quebec, pero al final le ofrecieron un empleo en Sept-Îles, a unas ocho horas de distancia. “Aunque me hicieran una oferta para ir a Quebec, la rechazaría. Quiero quedarme en Sept-Îles. Me gusta la ciudad, me siento muy seguro aquí”.
Pero vivir tan lejos de su mujer y sus dos hijos le resultaba difícil, así que junto con Alpha Lira iniciaron los trámites para que la familia se reúna. Para su felicidad, su familia llegó el 22 de julio de 2024.